Un berciano en la Torre de Londres (II)

La Torre no siempre ha mostrado el aspecto que podéis ver hoy día si la visitáis. Ya os he dicho que siguió sufriendo ampliaciones y nuevos añadidos a través de los siglos hasta el mismísimo siglo XXI, en el cual se reformaron las zonas donde hoy se encuentra el centro de recepción de visitantes, las taquillas y todo el espacio adyacente para recibir a los muchos turistas que pasan por aquí durante los siete días de la semana. Entre 2 y 3 millones de personas visitan la Torre cada año, haciendo de la misma el Palacio Histórico más visitado de todo el Reino Unido. Hasta el siglo XIX la Torre se usa como fortaleza, baluarte, prisión y palacio, momento el cual se empiezan a permitir las visitas. En el siglo XIII incluso sirvió como zoo, o «Casa de Fieras», conteniendo varios animales salvajes en su interior. Y en el año 1988 es declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Como os decía, su aspecto ha ido cambiando con los siglos, por ejemplo el foso, que hoy sirve para diversos eventos, lugar de descanso e incluso pequeños picnics, estaba en su día cubierto de agua del río Támesis, rodeando por completo a la Torre. Esto originó bastante malestar «olfativo» durante centenares de años, ya que toda la porquería que transportaba el río, añadida a la que generaba la Torre -si, estoy hablando de caca y pises-, quedaba estancada en el foso, convirtiendo a la Torre en uno de los mayores «cagaderos» de toda Europa. Más tarde se hicieron obras para conquistar parte de tierra al río, y hoy día se puede disfrutar de un precioso paseo que te lleva hasta el Tower Bridge sin mojarte los pies. Al asfaltar esta zona, también quedó en desuso la famosa Traitor’s Gate, o Puerta de los Traidores, por la cual accedían a la Torre los condenados desde el mismo río, sabiendo que tendrían difícil salir de allí con vida. Además de las ampliaciones y nuevos añadidos, otras partes se han perdido debido a incendios o a otros accidentes, como cuando fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial.

La Torre es, en si misma, una pequeña ciudad dentro de Londres. Los famosos Yeoman Warders, conocidos popularmente como Beefeaters, viven en ella. Allí dentro tienen sus casas, su capilla, su propio pub, conocido como el «Social Club» -lugar al que puedo acceder una vez al mes gracias a trabajar en la Torre-, su capellán o su médico. Desde el siglo XIV hay Beefeaters permanentemente en la Torre. Hoy día son 37, incluída una mujer, Moira, la primera mujer Beefeater de la Historia. Para ser Beefeater hay que haber servido unos 20-30 años en el Ejército y tener un historial intachable. Su labor principal es cuidar de la seguridad de la fortaleza y de las famosas Joyas de la Corona que si, que las que se exponen son las verdaderas, no unas réplicas como se cree todo el mundo. Doy fe de ello. En esa labor de seguridad son ayudados por un destacamento de Scots Guards, esos que te pones delante de ellos y no se pueden mover, con sus llamativos gorros.

 

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