El vino del Bierzo ya era enoturismo por José Luis Del Campo Villares

Cuando aún está fresco el olor a vino que ha dejado en Cacabelos le XVIII edición de la Feria de Vino del Bierzo, uno se pregunta si la mayoría de edad de este evento es consistente o no.

Y es que cuando alguien alcanza la mayoría de edad se le presupone ciertas formas de comportamiento, experiencias vividas y, en definitiva, ya un recorrido en la vida que lo meten de lleno en la edad adulta. Eso debería de pasar también en el mundo del enoturismo, pero aquí no pasa.

Cuando la gente habla de las redes sociales piensa que es algo de hace cuatro días, cuando una red social ya eran nuestros abuelos cuando jugaban la partida de dominó todos los domingos en el bar del pueblo. Algo similar pasa con el enoturismo.

Cuando alcanza la mayoría de edad la Feria del Vino del Bierzo nos encontramos con que no tenemos ni idea de mover el turismo que se vincula al mundo del vino, todo esto a tenor de lo visto y oído a voces de fuera que han venido al Bierzo a “enseñarnos” lo que es el enoturismo mientras nosotros les “enseñábamos” los billetes. Cuando estos no estén, me gustaría saber si seguirán enseñándonos lo que es el enoturismo. 

Que la Denominación Origen Bierzo date de 1989 no quiere decir que antes no si hiciese vino aquí ni que no hubiese cultura y turismo entorno a él. El vino está enraizado en la cultura del Bierzo, en sus tierras y en sus gentes y no se necesita a nadie que venga a descubrirnos desde fuera el potencial que esto tiene. Lo único que hace falta para luchar por promover este tipo de turismo es tener amor por la tierra que se pisa, tener ganas de trabajar duro y en una única dirección y saber mirar a lo que se hace en otras denominaciones de origen en España.

Recientemente una DO me llamó para pedir consejo sobre cómo enfocar la asociación de enoturismo que acababan de montar. Mi respuesta fue una pregunta, ¿quién va a dirigir ese proyecto? Si me llegan a contestar que una consultora de Madrid les hubiese dicho que ya habían empezado mal y que de poco valían mis consejos. Solo desarrollará un proyecto turístico alrededor de la cultura del vino el que haya pisado la viña, cogido racimos y haya ‘mamado’ todo el entorno de lo que es una vendimia en su tierra. O sea, que ame primero a la tierra y luego los billetes.

La motivación en proyectos de este estilo siempre es algo indispensable. Si alguien lucha por lo que es suyo, su marca, sus tradiciones, su cultura, sus raíces, …, siempre estará motivado al doscientos por ciento. Pero cuando la motivación son los billetes, el concepto de ‘mercenario’ se me viene a la mente.

Esto es aquí algo que no se ha comprendido y la pena es que cuando se comprenda ya será tarde. ¿Sabe alguien de fuera del Bierzo lo qué es la Mencía? Puede que lo sepa pero ¿la ha sentido en algún momento como suya? Solo puede expresar con palabras lo que es esta uva, su vino y todo lo que rodea esta cultura alguien que lo haya ‘mamado’ y, hasta la fecha y ya tengo años, hay cosas que los billetes no pueden comprar, entre ellas las sensaciones y el amor por una tierra.

Cuando esto se comprenda y se ponga en práctica se podrá tener una idea clara de la imagen turística que el Bierzo quiere dar entorno a sus vinos.  Mientras, llegaremos a la trigésima edición de la Feria del Vino del Bierzo y los asistentes seremos los mismos cada año porque no se ha sabido atraer a la gente de fuera.