El día después de que Ana Duato pasó por el Bierzo

 

Hoy hemos vivido en el Bierzo uno día de lo más ‘Berlanguiano’ posible. Personajes y políticos esperando la llegada de Ana Duato al más puro estilo Bienvenido Mr. Marshall. La diferencia es que, mientras a los americanos se les veía pasar a toda velocidad, aquí hemos puesto a la actriz de ‘Cuéntame’ a pelar pimientos, espero que estuviera asegurada no vaya a ser que se personara la Guardia Civil y la inspección de la Seguridad Social y ‘la meta pa’dentro’.

Lo cierto es que el argumento de la película de hoy es muy similar al de la ya afamada película del maestro Berlanga. Tras estar mucho tiempo haciendo las cosas mal, muy mal, y estar el ciudadano de a pié a ‘la cuarta pregunta’ se espera que todo quede tapado y se arregle con la presencia de una insigne figura que viene de fuera.

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Lo malo es que esta gente no se da cuenta que igual mañana, cuando Ana Duato no esté, ¿a quién van a recurrir? A mi por lo menos no. Eso se lo garantizo. Al más puro estilo ‘quijotesco’ se ha querido tapar las carencias del trabajo realizado con la presencia de una figura famosa que, en buena lógica y no se le puede reprochar nada, se lo ‘ha llevado muerto’. Pero sin embargo el pueblo llano sigue igual que antes de esta ‘fazaña’ y se contentará con ver a la famosa pelando pimientos en la tele y diciendo que eso es el Bierzo.

 

Aquel que piensa que una empresa, organización o llamémosle lo que sea, funciona a base de empujones como este, se equivoca de parte a parte. La constancia diaria y el trabajo continuado bien hecho son las cosas que hacen que al final cualquier proyecto triunfe. Pero claro, eso no vende medallas, esas que son tan ansiadas por los políticos y los directivos españoles: es más importante el figurar en la foto que el mostrar un verdadero interés porque la cosa funcione y más cuando hay dinero público por medio.

 

Pero ya se sabe aquello de que ‘de estos polvos vinieron aquellos lodos’. Lo único que les salva es que estamos en un país en el que claramente ‘el que la hace nunca la paga’ (salvo que sea rematadamente tonto), con lo cual hoy hemos asistido a un episodio más de la incompetencia de las clases dirigentes que mandan en este país que prefieren el baño de multitudes al trabajo silencioso y continuado.

 

En fin, ya lo dijo Berlanga: «Y ni fueron felices, ni comieron perdices porque allí donde haya ministros un final feliz es imposible

Jose Luis Del Campo Villares